Una Mañana Gris en Monreale



Una mañana gris de primavera, dejé la casa de mi amiga Daniela en Monreale para ir al centro de Palermo , y decidí vivir como una habitante más. Me dejaron en la plaza de la catedral, y me dispuse a esperar al único autobús público que baja a la capital por el Corso Calatafini. Primer problema, media hora esperándolo, y luego, otros 20 minutos hasta que el conductor se decidiera a partir.

Monreale es un municipio , digamos del extraradio de Palermo, que tiene la catedral más maravillosa de toda sicilia, que data del 1174 construída en estilo Arabe-normando. Este pueblo que dista a 5km de la capital siciliana es una visita inexcusable cuando se va a Sicilia. Pues bien, los turistas que esperaban el único medio público que existe para salir de ahí, no daban crédito. Cuando llega el coche los locales se tiran adentro a lo loco y ocupan sus asientos del modo más rudo posible. A ésto se añade un problema, no se puede comprar el billete dentro, hay que traerlo, se adquieren en los puestos de periódico o de tabaco.

Una vez más en Italia tienes la tentación de convertirte en un ciudadano incivilizado y viajar sin billete, dado lo incómodo del servicio. Es así que decidí hacer "desobediencia civil", ya que el pésimo servicio no merecía ser pagado.

"Che vergogna", expresé yo, provocando a los ciudadanos Monrealeses sentados a mi lado a ver qué me decían. Y ellos excusaban a los gestores públicos: "Es que siempre hay atasco al entrar a Palermo y eso retrasa todo", asi de claro. Así de resignados.